Erase una vez un conejito llamado Valdez que vivía en el hermoso Prado cerca de la ciudad de Aranjuez. Un día cansado de empacharse de zanahorias del huertecillo de una linda casita junto al camino, decidió partir en busca de aventura. Al día siguiente se levanto muy temprano y partió llevando consigo algunas provisiones y mucha agua. Tras mucho caminar se interno en el centro de el bosque a lo lejos divisó unas enormes zanahorias que a penas las tuvo cerca comió y comió hasta saciarse, estaban frescas y muy jugosas. Al poco rato quedo profundamente dormido sobre la sombra de un árbol. De un momento a otro empezó a escuchar una voz… pensó que era un sueño, pero cada vez eran mucho mas cercana, hasta que de un sobresalto despertó tembloroso y asustado. Grande fue su sorpresa al ver a un cazador parado frente a él . - No te asustes lindo conejito, replico el cazador, que acá al costado tengo una linda casita con deliciosas yerbas frescas mi intención no es hacerte daño si no hacer que tu visita sea la mas hermosa de tus aventuras. Y aunque en el corazoncito del conejito latía de desconfianza decidió partir con el cazador.Al llegar a casa quedó asombrado por su belleza. El muy astuto cazador propuso a nuestro amiguito darse un baño mientras el prepararía la cena. - ¿Ves esa enorme bandeja que esta a tu costado?- le dijo.Tú solamente tienes que ingresar allí y empezar a sentir el calorcillo, déjate caer en sueño.Yo voy en busca de vino te despertaré apenas vuelva, ya veras, quedarás totalmente relajado. Valdez accedió ante tal petición e ingreso con tanta alegría que no sintió siquiera que apenas puso su piecesito ¡cataplun! resbalo y cayó en el interior, el cazador se abalanzo rápidamente y tapo la bandeja con una piedra para que el conejito no saliera más.Al comienzo nuestro amiguito no sentía el calor pero conforme transcurrían los minutos empezó a sofocarse.Valdez empezó gritar con mucha desesperación ¡auxilio!, ¡auxilio! ¡¡¡Auxiiiloooooo!!!.... pero sus gritos eran vanos. Una linda princesita que por allí pasaba y que andaba perdida hace muchos días en el bosque, escucho los gritos de Valdez y con mucha desconfianza se acerco a la puerta. Toco muy suavemente y al ver que nadie contestaba ingreso lentamente, cada ves eran mas agónicos y desesperados los gritos de Valdez, con mucho esfuerzo logro quitar la piedra . Valdez una vez libre narro todo sucedido a la princesita ambos idearon un plan para cundo el cazador retornara. Alo lejos se escuchaba unos silbidos y cantos muy alegres, era el cazador se estaba acercando ya ala puerta,Valdez corre a esconderse, la princesita coge una sillita que estaba a la mano y se sentó. - Caramba, ¿Qué es lo que ven mis ojitos? Si no es nada menos que la hija del Marqués de Borbón dueño de casi todos los cultivos mas ricos y hermosos de estas tierra.- Dijo el cazador lleno de asombro. - Perdone señor cazador, lo que pasa es que anduve perdida por estos lares y no he podido encontrar el camino de regreso a casa. – Replicó la niña algo temerosa. - Bueno eso no es problema mañana a primera hora te llevó de regreso a casa, pero primero cenemos un riquísimo conejo que deje al fuego a estas horas ya debe estar listo. La felicidad se reflejaba en su rostro y como para darle confianza a la bella princesita, inmediatamente se acerco hacia el fuego levanto la tapa y con un cucharón empezó a remover lo que supuestamente era el cuerpo de Valdez. La princesa se abalanzó sobre él y le dijo: - Perdone señor en agradecimiento a lo que hará por mi el día de mañana déjeme servirle la cena. El cazador no cabía de alegría, pues tenía al conejo, tenía el vino y a la más bella princesa sirviéndole la cena. - Bueno – replicó - pero que sea inmediatamente llevo tanta hambre que me comería un león ahora mismo.- - ¡Aha!, no me equivoque, este conejo era viejo, esto esta muy duro pero bueno a caballo regalado no se le miran los dientes y echo a reír. - Esa noche tomo tanto vino que cayó profundamente dormido. Al día siguiente se levanto muy temprano para ir al rió a darse un chapuzón, grande fue su sorpresa cuando en vano trataba de salir y no podía. La panza le pesaba más de la cuenta.Se acercaron a él la princesita y Valdez riendo a carcajadas, le hicieron prometer que jamás trataría de comerse animalito alguno del bosque o nunca saldría del rió este crecería y se lo llevaría . El cazador juro una y mil veces que así lo haría y a partir de ese día se convirtió en el guardián de nuestros amiguitos del bosque la princesita invitó a Valdez a vivir en palacio y lo nombró “ Embajador de Así nuestros amiguitos del bosque podrían vivir tranquilos por el resto de sus días. |
Aprendiz de Cuentos
Cuentos Infantiles Peruanos
martes, 13 de septiembre de 2011
El Conejito Valdez
jueves, 1 de septiembre de 2011
Umayux Mario
Hace miles de años, vivía en la selva peruana una tribu de monos muy distinguidos por su sabiduría, bondad y gracia al caminar.
Era tradición que todas las tardes, antes de que el sol se oculte, se sentasen en las ramas de los árboles, alrededor del habitante más viejo de la tribu. Taita Maqui, como cariñosamente lo llamaban, empezaba a contar leyendas e historias de sus antepasados.
Una tarde, como las muchas, decidió contar la mejor de sus historias…“El origen de la raza humana”. Con un trozo de plátano entre las manos, empezó a narrar lo que sus antepasados le habían transmitido de generación en generación.
- Cuenta la historia que cuando la tierra empezó a poblarse de animales y plantas, muchas millas arriba existía el paraíso terrenal. Un lugar hermoso donde crecían árboles frutales, flores dulces, y bellos insectos, ríos y cochas inagotables de aguas cristalinas nuestro creador puso allí a nuestra raza para que viviésemos felices. Lo único que el les pidió fue que nunca comiesen el fruto del árbol de la evolución.
Nuestros antepasados vivieron felices por mucho tiempo hasta que un buen día tentados por la curiosidad y desobediencia, comieron y comenzaron a metamorfosear lentamente y al cabo de pocos días ya tenían la forma humana, dieron origen, sin querer, a una nueva raza…la raza humana.
¡Queeee! Fue el murmullo general, si, si repuso Taita Maqui, así como escuchan el hombre antes de ser hombre era tal cual nosotros.
Marito el más curioso de los monitos de la tribu, al escuchar la historia quedó muy asombrado, no podía comprender como un fruto pudo haber cambiado todo.
Al día siguiente, muy ilusionado partió en busca del árbol de la evolución… Muy temprano antes que el sol saliese empezó a caminar cuesta arriba atravesó ríos, cochas y pantanos siguió y siguió hasta que le cayo la noche.
Muy cansado busco un lugar donde dormir, al instante cayó profundamente dormido. Después de cinco días de intensa caminata, a lo lejos divisó un brillo en lo alto de la colina y pensó, “Este debe de ser”. Avanzó rápidamente, quería coger y probar del fruto pero se quedó sentado frente a él tratando de resolver su dilema, buscando alguna respuesta ¿Por qué sus antepasados quisieron ser hombres?.
Los días siguientes fueron hermosos, comía de las más exquisitas frutas y el resto del tiempo descansaba sintiendo el aire puro, el agua y el sol. Una tarde paseando por allí vio a aquellos seres en los que deseaba convertirse. Con curiosidad y precaución los siguió, y los observó.
¡Grande fue su asombro y tristeza! Cuando vio como los hombres cazaban animales y se los comían, les quitaban sus pieles para usarlo como vestido, derribaban árboles dejando los bosques vacíos y a miles de animales sin hogar, el aire que se respiraba poco a poco dejaba de ser puro. Enturbiaban las aguas de los ríos buscando oro.
Los peces le contaron que la suciedad hacía que ellos busquen otras aguas, que cada vez eran más escasas, la vegetación ya no conservaba su mismo verdor, había tomado otras tonalidades no tan hermosas y los frutos no sabían igual.
Pero lo más triste fue ver como entre ellos existía miedo, discusiones, mentiras y muertes…Marito quedo horrorizado!
Decidió que jamás dejaría de ser mono. Ellos no se pelaban, no se mataban, cuidaban lo que el padre creador les regalo, ellos entendían que la naturaleza era su hogar.
Al amanecer cargo sobre su cuerpecillo algunos frutos deliciosos regreso a casa, donde, fue muy bien recibido. Aquella noche bajo una luna hermosa, y en los mismos árboles de siempre Taita Maqui le cedió la palabra y fue él quien contó su historia y el porque no quiso comer del fruto de la evolución…
“El hombre es el único ser que se destruye y que destruye a los que ama y lo que le da vida matándose a si mismo”… Concluyó Marito, en medio de un silencio profundo e ininterrumpido.
El tiempo pasó y Marito fue nombrado por la aldea sucesor de Taita Maqui pues los años lo volvieron cada vez más sabio y prudente.
Marito gobernó con sabiduría, justicia y bondad por miles años asegurando así el respeto de la madre naturaleza.
viernes, 26 de agosto de 2011
El cuy y el Zorro
Durante muchos años un Cuy vivía lamentándo su mala suerte, no podia entender el no ser tan astuto como el zorro, se pasaba los días admirando sus proezas que por cierto no eran tan admirables.
Un día organizo una fiesta en casa y se tomo la molestia de ir a buscar al Zorro personalmene y a pesar de que este no se sintió muy motivado y a gusto de asistir a la fiesta en casa de Sr. Cuy llego a ser convencido, al final decidió ir.
Nuestro amiguito, el Cuy regreso a casa muy pero muy contento, porque según él tendría al invitado mas ilustré de las alturas.
Se paso las dos semanas siguientes organizando los mas mínimos detalles de la que sería la fiesta más importante del año.
Tenía todo preparado y sucedió así todos asistieron a la fiesta el Zorro que por cierto tenía preparado su plan de llevarse todas las gallinas, gallos y pollos del corral espero el momento preciso y cundo ya se había ganado la confianza de este decidió poner en marcha su plan .
En medio de la fiesta pidió ser escuchado y empezó agradeciendo a su gran amigo el Cuy por la reverencia que había tenido en invitarlo a su fiesta y acto seguido prosiguió a informar acerca de la peste de aves que se avecinaba indico que contagiaría a todos los animales de las alturas por ello era muy importante que él se los llevara a casa para poder ponerlos en cuarentena y así proteger y cuidar al resto de animalitos del lugar.
El señor Cuy muy emocionado y embobado por la sabiduría del Zorro se ofreció ayudarle a empacar todas las aves que habían a su alrededor eran tantas que el Zorro estaba pensando en comer todo el año sin trabajar
El gallo que por cierto era el que mas desconfiaba de la sabiduría de el zorro y de sus “ tan buenas intenciones” mientras todos se divertían logro cambiar el cargamento por rocas muy pesadas.
Al día siguiente cundo el Zorro decidió regresar a casa no cavia de felicidad, no reviso los atados, se los echo al hombro y partió, ya por el camino el peso se le hacía insostenible y conforme caminaba iba dejando un saco tras otro, llego a casa molido por el gran peso que había llevado y la distancia que había recorrido a duras penas logro desatar uno de los sacos que hizo llegar a casa.
Grande fue la sorpresa al encontrar dentro de los sacos rocas.
El gallo al dia siguiente volvió a cantar su quiquiriquí al escucharlo el Cuy fue a visitarlo, el gallo le contó que él nunca confiaba en la sabias palabras de el zorro así que decidió cambiar los sacos.
Desde ese día las alturas de Perú dejaron ser del Zorro los animalitos entendieron que siempre será conveniente desconfiar de extraños pues puede que les salve la vida.
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