Durante muchos años un Cuy vivía lamentándo su mala suerte, no podia entender el no ser tan astuto como el zorro, se pasaba los días admirando sus proezas que por cierto no eran tan admirables.
Un día organizo una fiesta en casa y se tomo la molestia de ir a buscar al Zorro personalmene y a pesar de que este no se sintió muy motivado y a gusto de asistir a la fiesta en casa de Sr. Cuy llego a ser convencido, al final decidió ir.
Nuestro amiguito, el Cuy regreso a casa muy pero muy contento, porque según él tendría al invitado mas ilustré de las alturas.
Se paso las dos semanas siguientes organizando los mas mínimos detalles de la que sería la fiesta más importante del año.
Tenía todo preparado y sucedió así todos asistieron a la fiesta el Zorro que por cierto tenía preparado su plan de llevarse todas las gallinas, gallos y pollos del corral espero el momento preciso y cundo ya se había ganado la confianza de este decidió poner en marcha su plan .
En medio de la fiesta pidió ser escuchado y empezó agradeciendo a su gran amigo el Cuy por la reverencia que había tenido en invitarlo a su fiesta y acto seguido prosiguió a informar acerca de la peste de aves que se avecinaba indico que contagiaría a todos los animales de las alturas por ello era muy importante que él se los llevara a casa para poder ponerlos en cuarentena y así proteger y cuidar al resto de animalitos del lugar.
El señor Cuy muy emocionado y embobado por la sabiduría del Zorro se ofreció ayudarle a empacar todas las aves que habían a su alrededor eran tantas que el Zorro estaba pensando en comer todo el año sin trabajar
El gallo que por cierto era el que mas desconfiaba de la sabiduría de el zorro y de sus “ tan buenas intenciones” mientras todos se divertían logro cambiar el cargamento por rocas muy pesadas.
Al día siguiente cundo el Zorro decidió regresar a casa no cavia de felicidad, no reviso los atados, se los echo al hombro y partió, ya por el camino el peso se le hacía insostenible y conforme caminaba iba dejando un saco tras otro, llego a casa molido por el gran peso que había llevado y la distancia que había recorrido a duras penas logro desatar uno de los sacos que hizo llegar a casa.
Grande fue la sorpresa al encontrar dentro de los sacos rocas.
El gallo al dia siguiente volvió a cantar su quiquiriquí al escucharlo el Cuy fue a visitarlo, el gallo le contó que él nunca confiaba en la sabias palabras de el zorro así que decidió cambiar los sacos.
Desde ese día las alturas de Perú dejaron ser del Zorro los animalitos entendieron que siempre será conveniente desconfiar de extraños pues puede que les salve la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario